La reina de espadas, por César Magrini

La naturaleza se complace, a veces, en iluminar a los creadores de las artes visuales, pintores, dibujantes o , como en este caso, escultores, sugiriéndoles la concreción de obras con elementos que pasan inadvertidos, sin que se sospechen siquiera sus ricas y potenciales condiciones estéticas.

La autora de esta obra, ha visto esa favorable oportunidad en un fragmento d sosamente seguramente abandonado a la intemperie y que bajo el sol o la lluvia, la erosión de los vientos o las caricias de la luz lunar, adquirió ojos, como afortunadamente lo demuestra a espectadores profanos pero acostumbrados como ella, a encontrar sentido y significado estético en obras que , como la que ella presenta, son artísticamente validos y convincentes. Y si esculpir ha sido, tradicionalmente, sustraerle lugar al espacio, lo hecho por esta artista es sencillamente tan asombroso como admirable: ha visto, en esa estructura que otros habrían desdeñado , dotada de una muy fértil imaginación y abriendo las puertas de su inspiración a la mas poderosa de las fantasías, la figura de un ser, a la vez exótico : las formas y las ensambladuras de los huesos tienen, para esta creadora, un ritmo y una cadencia sugeridos por esas líneas curvas, o que hienden el ámbito que silencioso las rodea, aéreas e ingrávidas y sostenidas entre si caso por milagro, perfilando una figura alejada por igual de las convenciones y las concesiones , pues la autora de esta sugerente y natural escultura conoce ampliamente los senderos de la originalidad, rubricados por una personalidad que , como la suya, habla a través de sus trabajos con definida elocuencia.

La reina de espadas, El gran libro de arte argentino, Ed. Institucionales, por César Magrini